
Corporate Governance in the Age of Generative AI
- Luis Aviles, Esq. PhD

- Nov 9
- 3 min read
Dear colleagues and clients,
Artificial intelligence — particularly generative AI — is transforming not only how corporations operate but also how they must govern themselves. Machine-learning systems now make decisions once reserved for human judgment: approving transactions, screening applicants, managing logistics, even recommending strategic investments.
This innovation raises a profound legal question: who is responsible when an algorithm makes a mistake?
Traditional corporate law assigns responsibility to directors and officers who exercise the “business judgment” of the corporation. But when that judgment is delegated to an algorithmic system, the line of accountability becomes blurred. Boards of directors are therefore being called upon to establish robust AI governance structures that ensure transparency, traceability, and human oversight.
From a legal standpoint, several issues are emerging:
Algorithmic liability: determining whether fault lies with the corporation, its vendors, or the system designers.
Director oversight: redefining fiduciary duties to include technological competence and continuous monitoring of AI-driven decisions.
Smart contracts: assessing the enforceability and risk allocation of autonomous transactions executed on digital platforms.
Regulatory adaptation: anticipating how corporate law — built around human decision-making — will evolve to accommodate artificial reasoning.
At Luis A. Aviles, Esq. LLC, we believe that corporations must not only comply with new AI regulations but also integrate ethical and governance principles at the board level. The challenge is not merely technological; it is structural. AI governance must become corporate governance.
We are actively advising clients on developing policies, internal controls, and contractual frameworks that align innovation with accountability. The future will reward companies that embed these principles early — not just to reduce risk, but to build trust.
Sincerely,
Luis A. Avilés, Esq.
Estimados colegas y clientes:
La inteligencia artificial — especialmente la IA generativa — está transformando no solo la forma en que operan las corporaciones, sino también la manera en que deben gobernarse. Los sistemas de aprendizaje automático ya toman decisiones que antes requerían juicio humano: aprueban transacciones, seleccionan candidatos, gestionan inventarios e incluso recomiendan inversiones estratégicas.
Esta innovación plantea una pregunta jurídica fundamental: ¿quién es responsable cuando un algoritmo se equivoca?
El derecho corporativo tradicional asigna responsabilidad a los directores y oficiales que ejercen el “juicio empresarial” de la corporación. Pero cuando ese juicio se delega a un sistema algorítmico, la línea de responsabilidad se vuelve difusa. Por ello, las juntas de directores deben establecer estructuras sólidas de gobernanza de IA que garanticen transparencia, trazabilidad y supervisión humana.
Desde la perspectiva legal, surgen varios temas críticos:
Responsabilidad algorítmica: determinar si la culpa recae en la corporación, en sus suplidores o en los diseñadores del sistema.
Supervisión directiva: redefinir los deberes fiduciarios para incluir competencia tecnológica y monitoreo constante de decisiones impulsadas por IA.
Contratos inteligentes: evaluar la ejecutabilidad y la asignación de riesgos en transacciones autónomas realizadas en plataformas digitales.
Adaptación regulatoria: anticipar cómo el derecho corporativo — concebido para decisiones humanas — evolucionará para incorporar la lógica artificial.
En nuestra firma entendemos que las corporaciones deben no solo cumplir con las nuevas regulaciones sobre IA, sino también integrar principios éticos y de gobernanza desde el nivel de la junta. El reto no es solo tecnológico, es estructural. La gobernanza de la IA debe convertirse en gobernanza corporativa.
Estamos asesorando a nuestros clientes en el desarrollo de políticas, controles internos y marcos contractuales que alineen innovación con responsabilidad. El futuro recompensará a las empresas que adopten estos principios desde ahora — no solo para mitigar riesgos, sino para generar confianza.
Atentamente,
Luis A. Avilés, Esq.


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